Necesario es poco. Indispensable.

El oficio de barrer las calles diariamente es uno de los que siempre va a ser notorio, sobre todo cuando el asfalto sigue siendo protagonista del desarrollo urbano.

Día a día, salvo fines de semana y feriados, empleados municipales desde muy temprano con escobillón, pala y carretilla en mano salen a efectuar una indispensable tarea, dejar las calles limpias.

La naturaleza, el viento y la lluvia, acumulación de tierra, caída de hojas y ramas constantes, es lo frecuente, pero lamentablemente el ser humano contribuye a hacer que haya más trabajo que hacer, más basura en la calle.

El asfalto da características de ciudad en avance y pleno crecimiento, mejora el tránsito y la calidad de vida de los habitantes. Por ello la importancia de hacer saber el diario quehacer de estos servidores públicos que conocemos y saludamos con frecuencia.

Si damos valor agregado a su tarea podemos decir que son los primeros informantes turísticos de la localidad. Quien no ha visto parar un vehículo frente a ellos y ver, hasta escuchar la consulta y como rápidamente se le hace saber la respuesta con palabras sencillas y señas indicativas que llevan a quien pregunto a su destino sin demoras.

Al ser cotidiano y desde muy temprano, pasa desapercibido. O si tenemos confianza nos disponemos al pronto dialogo y olvidamos que son servidores que mantienen el orden de nuestra ciudad. Y en realidad un día debemos pensar en esa tarea que como empleados de la comunidad realizan con esmero y se ve. Debemos a su vez colaborar para que sea menos complicada la limpieza y la carretilla cada vez más liviana.

Colaborar es fácil, no ensuciemos. Los vehículos dejarlos a la distancia correcta del cordón  a fin que pase el escobillón y no muy cerca de montículos ya acumulados para poder retirar sin demora. Entre todos podemos hacer que las calles estén siempre limpias, aunque la mayor responsabilidad la tienen estos servidores públicos.

Sumemos en el caso de las veredas la colaboración de los frentistas, y el trabajo de las cuadrillas de limpieza y desmalezamiento. A los placeros y responsables de espacios verdes. A los que realizan del servicio de recolección de residuos domiciliarios. A quienes desde su lugar tratan de hacer posible una ciudad más confortable.

Una frase trillada, tal vez muy cierta “no es más limpio quien más limpia, sino quien menos ensucia”. En una de esas la consideramos y aprendemos a hacer de esta un hábito saludable.